¿Sabías que, cerca del 70% de los residuos que generamos pueden tener una nueva vida? Y de ellos, el 54% son orgánicos y se pueden utilizar para el compostaje. Si aún no sabes cómo hacer compost en casa junto a tus hijos, es hora de que te animes a conocer más.
Pero ¿Qué es una composta? Es el proceso de convertir los residuos orgánicos (como restos de comida o materiales orgánicos) en tierra reutilizable para tus plantas. El compost casero te ayudará a darle una segunda vida a tu basura orgánica, reciclando tus desperdicios y convertirlos en un abono natural de gran calidad debido al valor de sus nutrientes.
Además de ser un círculo beneficioso, donde usas los desperdicios vegetales de tu cocina y los restos de poda de tus plantas para fabricar compost que alimentará y nutrirá de nuevo a tus plantas, haciendo que crezcan más vigorosas que nunca, es una actividad muy entretenida para realizar en familia, porque es la manera ideal de acercar la naturaleza a los niños, transmitir valores de consumo responsable y reciclaje, la importancia del cuidado de nuestro planeta, entre otros.
En esta nota aprenderás cómo hacer compost casero de manera simple y fácil, para poner en marcha el proceso de descomposición natural de la materia vegetal, proceso en el que los microorganismos trabajan juntos para descomponer la basura orgánica y crear un suelo rico con nutrientes.
Primero necesitas definir cuál será la caja o recipiente donde iremos añadiendo la materia prima que, poco a poco, se convertirá en compost. Lo podemos comprar o construir, dándole una segunda vida a objetos que ya cumplieron su uso inicial, como cajas de madera de frutas, recipientes viejos, una jardinera grande, entre otros. Si utilizas una caja de plástico, realiza unos agujeros en la base, distribuye una primera capa de tierra y una segunda de materiales secos como paja, restos de ramas de poda, aserrín, etc. Estas primeras capas secas evitarán que el fondo de tu compost se pudra.
El compost irá creciendo a partir de los diferentes tipos de materia prima que le añadas, tales como cáscaras de huevo, restos de frutas, cáscaras o cuescos de frutas y verduras, paja fresca, ramitas, pasto, café molido, diario, cartón, papel en tiras, plantas y flores, paja, aserrín, etc. En este paso, lo más importante será que le expliques a tus hijos que no es un basurero, sino que es un recipiente que luego servirá para enriquecer la tierra de su huerto o de su jardín. Los expertos recomiendan que intercalemos capas de diferentes productos húmedos o verdes y secos, para conseguir el equilibrio.
¿Qué debes evitar? Cenizas, huevo, carne, huesos, pescado, restos de pasto con fertilizantes químicos, excremento de animales, plástico y aluminio.
Finalmente, un factor clave es el riego, porque debemos ser muy conscientes de éste para evitar que los desechos se pudran. Para que esto no suceda, hay que intercalar capas entre los desechos húmedos y secos, junto con ventilar periódicamente nuestra masa de compost. Debemos regar de vez en cuando, porque necesita cierto grado de humedad, cuidando de que no queden pozas, pero procurando que la humedad penetre en las diferentes capas.
En resumen, los cuatro elementos que debe tener tu compostera casera son:
La clave estará en que tu compostera siempre tenga la misma cantidad de cafés y de verdes.
Normalmente, una compostera casera se demora entre 3 a 4 meses en estar lista para usar como abono. Esto podría variar según el clima, el tipo de residuos que hayas empleado y el cuidado que le pongas a la elaboración de ésta.
Una compostera “saludable” solo debe tener olor a tierra húmeda, y nada más. También durante las primeras semanas podrás diferenciar los residuos que mezclaste, pero con el paso de los meses, sus restos se fusionarán y serán irreconocibles. Si aún puedes ver las cáscaras de huevo… paciencia porque aún falta.
Ahora que conoces cómo reducir el volumen de tus desechos orgánicos para convertirlos en abono, anímate a imitar el ciclo de la naturaleza junto a tus hijos y haz un compost casero para regresarle a la tierra un poco de los nutrientes que nos regala.
Sí, las lombrices son importantes para el compost, sin embargo, no imprescindibles. Es decir, también se puede lograr un compost casero sin ellas. Estos pequeños organismos descomponedores, aceleran la descomposición de materiales orgánicos.
Los beneficios del compost son diversos, como mejorar la estructura del suelo, aumentar la retención de agua, fomentar la actividad microbiana beneficiosa y proporcionar nutrientes esenciales para plantas. Además, reduce la necesidad de fertilizantes químicos, disminuye la erosión del suelo y contribuye a la sostenibilidad al reciclar residuos orgánicos.
Existen distintos tipos de composta, siendo dos de los más comunes:
Ambos pueden combinarse para obtener un compost equilibrado en nutrientes.
Sí, se pueden poner cítricos en el compost, pero es recomendable hacerlo en cantidades moderadas. Los cítricos contienen ácidos que pueden afectar el equilibrio del pH en grandes cantidades. Al agregarlos en proporciones adecuadas, contribuyen con nutrientes y aportan diversidad al compost.
